El Vía Crucis, también conocido como el Camino de la Cruz, es una devoción que conmemora y medita sobre los momentos de la Pasión y Muerte de Jesús. Consiste en acompañar simbólicamente el camino que Jesús recorrió desde el lugar de su condena hasta el monte Calvario, donde fue crucificado.
La tradición del Vía Crucis se remonta al siglo IV, cuando los peregrinos comenzaron a visitar los lugares santos de Jerusalén y siguieron los pasos de Jesús en su camino hacia la crucifixión.
El Vía Crucis consta de catorce estaciones que representan momentos específicos de la Pasión de Jesús. Cada estación se representa mediante una imagen o una cruz y se acompaña de lecturas bíblicas, meditaciones y oraciones.
En las diferentes unidades de la Obra josefina Bálsamo recorrimos estas estaciones en silencio, reflexionando sobre el sufrimiento de Jesús y su amor redentor.
El Vía Crucis es una oportunidad para unirse espiritualmente a Jesús en su camino hacia la Cruz y profundizar en la contemplación de su sacrificio por la humanidad.
Al realizar el Vía Crucis, buscamos recordar y meditar sobre la Pasión de Jesús, cultivar su fe y seguir su ejemplo de amor y entrega.
A través de esta actividad, buscamos fortalecer la relación personal con Cristo y renovar el compromiso de seguir sus enseñanzas.